REFORMA EN EL BAÑO

Durante estos días, aprovechando las vacaciones de navidad hemos decidido hacer una reforma en el baño del piso de mi pueblo. Mi madre quería cambiar la bañera por un plato de ducha ya que según pasen los años se hará mayor y no tendrá la misma movilidad que ahora, por lo que será mucho más fácil entrar en una ducha que en una bañera, y la probabilidad de un accidente es mucho menor.

Fuente: Elaboración propia

Mi padre, que se dedica a hacer reformas, ha traído a un obrero con el que trabaja para que le ayude y han roto al rededor de la bañera para sacarla, pero como siempre, llega el «ya que». ¿Cómo que ya que?, pues que ya que hemos roto estas baldosas, vamos a cambiar la de esta parte del baño. Y así fue, luego medio baño de uno y medio baño de otro no quedaba bien, así que ya que estamos, rompemos los azulejos de todo el baño y los cambiamos, y ya que ya que, cambiamos el lavabo también y ponemos uno nuevo. ¿Parece una comedia mala no? Pues aquí viene el final, ya que hemos cambiado el color del baño, pintamos todo el piso de un color más clarito para que pegue mejor con el baño y de paso el techo también. Pues así empiezan las reformas y así se va una semana de vacaciones en el «ya que».

Fuente: Elaboración propia

Esta experiencia sirve bastante bien como cambio de perspectiva y recordatorio de cual es el mundo en el que he entrado. La arquitectura también es esto, no solo las ideas de grandes construcciones y los papeles enormes llenos de dibujos hechos al milímetro bajo 200 normas, el trabajador, los cambios que hay en cada hogar para acomodar a sus convivientes, la pintura, el romper y cambiar, el mantener y restaurar, el limpiar escombros, los momentos de descanso con un bocadillo en el bar pensando la solución a un problema o lo siguiente que se puede hacer, y la satisfacción de ver como todo el trabajo bien hecho tiene su recompensa. No debemos olvidar que la arquitectura también es esto.

Fuente: Elaboración propia